Comienza la revolución
El 9 de enero de 1905, una manifestación de obreros, campesinos, mujeres y niños liderada por el pope Gapón se dirigió al Palacio de Invierno para presentar una serie de reivindicaciones al zar Nicolás II. Entre estas se incluían:
- Convocar una asamblea constituyente.
- Mejoras en las condiciones laborales y salariales.
Las tropas del zar respondieron disparando a la multitud y causando más de mil muertos. A esta jornada se la conoce como “Domingo Sangriento”.
En San Petersburgo y Moscú estallaron las protestas y huelgas. Surgieron agrupaciones de obreros y campesinos, conocidas como soviets. Estos serán un instrumento clave en el desarrollo de las protestas y en la organización de los obreros, tanto en esta revolución como en las de 1917.
El siguiente suceso tuvo lugar en junio de 1905, cuando los marineros del acorazado Potemkin se sublevaron contra sus oficiales. Estos levantamientos se extendieron por el ejército la flota.
Estos sucesos obligaron al zar Nicolás II a emitir un Decreto Imperial el 30 de octubre de 1905, conocido como el Manifiesto de Octubre. Dicho decreto establecía:
- Libertades civiles.
- Sufragio universal masculino.
- Creación de la Duma Estatal (parlamento ruso), con poder legislativo y de control del zar.