A principios de 1919, la nueva república soviética rusa tuvo que hacer frente a dos problemas más: la independencia de Ucrania y la guerra contra Polonia. Este país, que acababa de renacer después de la Primera Guerra Mundial, trató de recuperar territorios anteriores y avanzó hacia el este.
El Ejército Rojo al principio cedió terreno, pero con la reorganización de Trotski logró contraatacar de manera exitosa. En 1920, los soviéticos llegaron a Varsovia, si bien los polacos lograron resistir y los terminaron rechazando. Entonces, con el fin de concentrar sus fuerzas en la lucha contra los blancos, Lenin solicitó la paz. Esta se terminó firmando en Riga ese mismo año.