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La Revolución de Febrero

La abdicación del zar y el Gobierno Provisional

Como hemos visto, los fracasos militares (Ofensiva Brusilov, 1916), y el descontento popular (duración de la guerra, falta de víveres, elevado número de bajas) desencadenaron una serie de disturbios en febrero de 1917. Todo comenzó, así, con una huelga de mujeres trabajadoras del textil, exigiendo pan. 

Manifestantes durante la revolución de febrero. La mayoría son mujeres pidiendo pan
Wikimedia Commons/Desconocido. Protesta en febrero de 1917 (Dominio público)

El zar ordenó que los disturbios de la capital, Petrogrado, cesaran de inmediato. Las autoridades militares de la ciudad enviaron a la policía, los cosacos y las tropas disponibles a sofocar dichos disturbios. 

Comienzan a formarse soviets, como había ocurrido en la Revolución de 1905, siendo el más importante de ellos el Soviet de Petrogrado. A los soviets de obreros y campesinos se unen esta vez soldados, hartos de una guerra interminable. Los soviets, que estaban controlados, en su mayoría, por los bolcheviques, protestan contra la falta de suministros y la continuidad de la guerra. Desde el principio el Soviet de Petrogrado ordena que se formen en lugares y puntos neurálgicos: telégrafos, ferrocarriles, ciudades, cuarteles, etc.

Reunión del Soviet de Petrogrado en 1917
Wikimedia Commons/Kristallstadt. El Soviet de Petrogrado en 1917 (Dominio público)
Revolucionarios atacando a la policía zarista en febrero de 1917
Wikimedia Commons/Desconocido. Revolucionarios atacando a la policía zarista en febrero de 1917 (Dominio público)

Algunos líderes socialistas, como Plejanov, abogaron por llegar a un acuerdo con el zar. Pero el ejército se unió a los manifestantes, y Nicolás II abdica en el Gran Duque Miguel. A los pocos días Miguel renuncia al trono, proclamándose la república. A continuación se forma un Gobierno Provisional presidido por el príncipe Lvov. 

Los miembros del Gobierno Provisional
Wikimedia Commons/Desconocido. Los miembros del Gobierno Provisional (Dominio público)

A partir de ahí, comienzan a llegar cuadernos de quejas (al estilo de la Revolución Francesa) al Gobierno Provisional, a los Soviets y a la Duma, donde se reivindicaba lo siguiente:

  • Los obreros pedían la jornada de 8 horas, seguridad en el empleo y formar comités en fábricas.
  • El campesinado pedía la propiedad de la tierra que trabajaban, y el reparto de la tierra que estuviese en manos muertas.
  • Los soldados solicitaban el fin de la guerra, pensiones para sus familias y para las de los muertos y heridos. 
  • Los pueblos que formaban parte del Imperio ruso reclamaban autonomía o la constitución de una república federal.

La figura más destacada del Gobierno Provisional acabará siendo Alexander Kerenski (del Partido Social-Revolucionario, los eseritas), que pretendía que Rusia cumpliese sus obligaciones con sus aliados y, por lo tanto, consideraba que debía seguir en la guerra.