La lengua oficial: el castellano o español
Todos sabemos que el castellano o español es la lengua oficial del Estado en nuestro país. Gracias a ella podemos entendernos no solo entre nosotros, sino con millones de personas y culturas diversas. No olvidemos que el castellano:
- es la lengua madre de 483 millones de personas, la segunda más grande del mundo después del chino mandarín;
- es la primera lengua de América en tamaño, muy por delante del inglés y el portugués;
- en total, la hablan en 580 millones de personas, lo que la convierte en la tercera más usada del planeta.
Como hemos dicho, en lingüística, estamos ante la misma lengua cuando esta nos permite entendernos sin dificultad con el otro. Las diferencias superficiales en léxico, pronunciación o estructura que no dificultan esta mutua comprensión se llaman "variedades lingüísticas". Cuando estas variedades se asocian a un territorio determinado, se conocen como dialectos. En español se distinguen dos variantes dialectales históricas:
- el castellano septentrional, característico de la mitad norte de la Península ibérica;
- el castellano meridional, en la mitad sur de la península, además de las Islas Canarias e Hispanoamérica .
Por supuesto, esta es una clasificación muy general, pues los dialectos del español son numerosísimos y muy diversos. Pero ahora nos enfocaremos tan solo en los rasgos principales de estas dos variedades dentro del español peninsular.
Dialecto septentrional: mitad norte de España
La zona norte de la península tiene los dialectos más conservadores del castellano. ¿Qué queremos decir con este término? Que son aquellos con un proceso de evolución menos avanzado respecto del latín. En síntesis: que han cambiado menos en el tiempo. Por supuesto, hay diferencias entre ellos: por ejemplo, no es lo mismo el castellano alcarreño que el coruñés, el asturiano o el oscense. Sin embargo, todos los dialectos septentrionales comparten unos rasgos distintivos que los caracterizan:
- Distinción entre /s/ y /θ/: para estos hablantes no suena igual irse de casa que irse de caza.
- Leísmo, laísmo y loísmo: en lugar de utilizar le y les para el complemento indirecto y la/lo y las/los para el complemento directo, se mezclan. El leísmo, cuando se aplica a un ser vivo, es un fenómeno antiguo y no está mal considerado: a Juan le quiero mucho, en lugar de a Juan lo quiero mucho. Sin embargo el leísmo de complementos directos inanimados, el laísmo y el loísmo están censurados por la norma: el libro te le di, en lugar de el libro te lo di; la traje un regalo a tu hermana, en lugar de le traje un regalo a tu hermana; los dije que no, en lugar de les dije que no.
- Uso del infinitivo para el modo imperativo: vosotros ser buenos en lugar de vosotros sed buenos.
Dialecto meridional: mitad sur de España
Los dialectos del sur han sufrido una mayor evolución -es decir, proceso de cambio- respecto del latín. En una clasificación inicial muy general, en ellos englobamos a toda la mitad sur de España y al resto de países con hispanohablantes. Si nos ceñimos a las características de estas variedades en nuestro país, encontramos las siguientes:
- Ceceo y seseo: estos dos fenómenos consisten en pronunciar los contextos donde los dialectos septentrionales distinguen dos sonidos (/s/ y /θ/) con uno solo de ellos: el seseo pronuncia todo como /s/ y el ceceo como /θ/. Podemos encontrar también mezcla de ceceo y seseo en algunas variantes.
- Yeísmo: consiste pronunciar el viejo sonido de ll (que se representa como /ʎ/) como el sonido de la y (/y/). Este fenómeno está muy extendido en casi toda España, pero tiene origen en los dialectos meridionales.
- Desaparición de la /d/ intervocálica: al igual que el yeísmo, observamos este fenómeno también en dialectos del norte, pero en el sur se en un mayor número de contexto: el niño se ha "quedao aburrío".
- Existencia de aspiraciones, sobre todo la /s/ al final de sílaba. La forma alternativa que toma esa ausencia de las consonantes erosionadas al final de la sílaba varía según dialectos: pronunciar una aspiración, abrir la vocal, duplicar la siguiente consonante...
- Confusión /l/ y /r/ al final de sílaba: ¡mi "arma", qué bonito eres!