Los reinos cristianos de la Reconquista
Volvamos al año 711 d. C. La población de la península ibérica habla un latín ya muy diferenciado del que se lee en los textos clásicos del viejo Imperio, pues lleva siglos de evolución, los visigodos reinan desde el siglo V d. C. y son mayoritariamente cristianos (salvo por la comunidad judía). Cuando los árabes invaden el territorio desde el norte de África, un pequeño reducto de resistencia se concentra en la cordillera cantábrica.
En seguida, una batalla legendaria servirá de pistoletazo de salida para empezar a reconquistar territorio hacia el sur. Se trata de la Batalla de Covadonga, liderada por Don Pelayo en tierra asturiana. Durante los cien años posteriores, es decir, del siglo VIII al IX, el avance será considerable, pues la frontera bajará hasta el río Duero. Es así como nace el primer reino cristiano, llamado en un inicio Reino de Asturias y reconfigurado rápidamente como el Reino de León. Englobará los territorios de Galicia, Asturias y León, es decir, el norte occidental de la península (ver mapa). En el lado oriental los francos (godos de Francia) cruzarán la frontera pirenaica y controlarán el territorio hasta Barcelona, incorporándolo al Imperio carolingio bajo el nombre de la Marca Hispánica (ver mapa). Este territorio se organizará en condados, entre ellos, el Condado de Barcelona, que en el siglo X será ya independiente de los francos y en el XII se unirá al futuro Reino de Aragón. En medio de estas dos regiones cristianas al oeste y el este peninsular nacerá, también, el Reino de Navarra (ver mapa).
Pero, para hablar de la historia lingüística que acompaña siempre a la historia política, avancemos en el tiempo hasta la configuración de los reinos cristianos del siglo XII, que puedes ver representada en el segundo mapa. Lo que observamos son dos cambios fundamentales: el gran avance hacia el sur de los hispanogodos cristianos y la fragmentación de sus reinos, que son cinco y ya nos sirven para reflejar la fragmentación lingüística que los acompaña:
- El Reino de León ha crecido, pero se ha dividido en tres: Portugal, León y Castilla. Aquí tenemos, efectivamente, tres variedades del romance:
- el galaicoportugués, del que nacerán el gallego y el portugués;
- el asturleonés, variedad lingüística que quedará arrinconada y pervive hoy atomizada en diversos dialectos llamados bable;
- el castellano, que será la variante del reino más poderoso en el futuro y, por ello, la que termine ocupando un lugar hegemónico. En Castilla también se hablaba el vasco.
- El Reino de Navarra, que al sur de los Pirineos ocupará un territorio similar a la actual Comunidad Foral de Navarra hasta el siglo XVI y donde se hablará romance (navarroaragonés y castellano) y vasco.
- El Reino de Aragón, unido ya al Condado de Barcelona, tendrá dos lenguas romances: el navarroaragonés que, al igual que el asturleonés, en el futuro irá siendo sustituido por el castellano y está hoy en peligro de extinción; y el catalán, también llamado valenciano o balear, es una lengua potente desde sus inicios que sigue gozando de plena salud.
En cualquier caso, como hemos visto en recursos anteriores, la existencia de una lengua no siempre implica que se utilice para la escritura, la cultura, la ciencia o las leyes. Esto dependerá del reconocimiento y el estatus del que goce dicha lengua. Los romances, que eran las variedades realmente utilizadas por la gente, estuvieron relegados al registro oral durante largo tiempo, puesto que para lo escrito continuó empleándose el latín. Las primeras manifestaciones escritas y, sobre todo, aplicadas a asuntos de cultura, Estado o ciencia, representan un hito en la historia de las lenguas, puesto que marcan el momento en que sus hablantes las reconocen como tales y las reivindican para usos tanto domésticos como elevados. La obra de Alfonso X El Sabio en galaicoportugués y castellano, la de Ramón Lull en catalán o el Cantar de Mio Cid, no son los primeros textos hallados en romance, pero sí los primeros ejemplos claros de este proceso de reconocimiento y consolidación. Empezarán a producirse a partir del siglo XIII. |