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Lengua hablada, lengua escrita

    Fotografía de jeroglíficos egipcios grabados en piedra
    Pixabay/ DEZALB. Escrituras antiguas (Pixabay License)

    Como vimos en el recurso anterior, el lenguaje humano tiene unos 100.000 años, mientras la escritura tan solo unos 5.000. Además, todavía hoy miles de lenguas no utilizan ningún tipo de código gráfico. Los niños humanos aprenden su lengua materna aparentemente sin esfuerzo y de forma espontánea. En cambio, para escribir bien, pasan al menos una década en la escuela y, a veces, ni con esas... Esto nos lleva a la conclusión inequívoca de que el lenguaje humano natural es el oral. La escritura es una invención, un artificio.

    Una vez más, en la cuestión de las lenguas orales y escritas, median circunstancias que no son lingüísticas, sino políticas. ¿Qué lenguas se escriben y cuáles no? ¿Por qué? Utilicemos de nuevo un ejemplo conocido: el latín.

    El latín es una lengua muerta porque no existe ninguna persona viva hoy que la haya aprendido como lengua materna en su casa. Sin embargo, es un idioma muy conocido porque hay innumerables textos escritos en ella. Pero, ¿los antiguos hablantes del latín usaban la misma lengua que leemos en esos textos? ¿Los habitantes analfabetos de Roma, Lusitania, Hispania, la Galia o la Dacia hablaban como escribían Virgilio o Tito Livio? No, ¡claro que no! Hablaban lo que hoy llamamos latín vulgar, que es la verdadera madre de las lenguas romances y que se parece mucho más a ellas de lo que se parecen los textos clásicos. Es como si creyésemos que los campesinos españoles del Siglo de Oro se expresaban como lo que leemos en los poemas culteranos de Góngora.

    Latín, lingua franca europea

    Fotografía de una inscripción latina gravada en piedra.
    Pixabay/ jillmackie. Latín (Pixabay License)

    Así como hoy utilizamos el inglés para comunicarnos en cualquier sitio, el latín funcionó como lingua franca de la cultura en Europa desde la época del Imperio romano y hasta el siglo XVIII. Sin embargo, este código escrito estándar que todos los hombres y mujeres de cultura aprendieron estudiando y manejaron durante dos milenios no impidió en absoluto que las lenguas vernáculas, es decir, las que de verdad se hablaban en las casas, se desarrollaran. En otras palabras, aunque el latín escrito fuera utilizado ininterrumpidamente como código de la cultura en toda Europa durante dos mil años, las variantes lingüísticas producidas por el habla creativa y cambiante de la gente continuaron su curso, distanciándose cada vez más tanto de él como unas de otras, hasta que dejaron de entenderse entre sí porque, sencillamente, habían evolucionado en lenguas diferentes.

     

    Mapa antiguo de España, zona donde convergían Castilla, el Reino de Navarra, el Condado Catalán y Al Ándalus.
    Pixabay/ carloslorite. Medievo (Pixabay License)

    Lenguas vernáculas: el romance

    Estas lenguas -como el castellano, el italiano o el catalán- hoy son grandes, se utilizan para la ciencia y la cultura y gozan de prestigio, pero en épocas pasadas se las veía como deformaciones vulgares del latín. Se las llamaba lenguas vernáculas o romances y no gozaban de ningún prestigio social. Cuando los reinos medievales en que se usaban empezaron a crecer en poder, creció también el sentimiento nacionalista e identitario de sus hablantes y, con él, la idea de que sus lenguas eran bellas y tan dignas de usos elevados como el latín. Esto ocurrió, por ejemplo, en el Reino de Castilla con el castellano y el galaicoportugués y en el Reino de Aragón con el catalán. Como, efectivamente, aquellos reinos tuvieron cada vez más poder político, sus lenguas crecieron, se las empleó para el conocimiento y la literatura, se escribieron gramáticas y diccionarios... El caso más claro es el del castellano, hablado hoy por casi 500 millones de personas en todo el mundo, no por sus especiales cualidades lingüísticas, sino porque sus hablantes formaron parte de un poderoso y vasto imperio.

    Lenguas escritas

    Fotografía del detalle de una vidriera con el escudo de Castilla
    Pixabay/ donations_are_appreciated. Escudo de Castilla (Pixabay License)

    En definitiva, la historia de cómo comienza a escribirse una lengua que antes había sido solo oral suele estar relacionada con causas políticas ajenas a la propia lengua. Una vez comienza la escritura, suelen aparecer manuales de gramática, diccionarios, normas ortográficas y otros instrumentos que se esfuerzan por fijar una variedad estandarizada, generalmente inspirada en la que emplea el grupo más poderoso de esa comunidad lingüística. Esto explica que, por ejemplo, la ortografía del castellano refleje la distinción entre el sonido de la zeta y el de la ese, diferencia que solo pronuncian, precisamente, los hablantes de una parte de España. ¿Qué parte? Pues, entre otras, su capital, allí donde ha estado instalado el poder, es decir, la Corte desde la que España dirigía el Imperio.

    Escribe tu nombre

    Antes de empezar, debes investigar la historia del viejo mapa que ves abajo: ¿Cuándo se confeccionó? ¿Cómo está organizado?

    Fotografía del mapa de escrituras del mundo que Gottfried Hensel confeccionó en el siglo XVIII.
    Wikimedia/ Dbachmann. Mapa políglota de Gottfried Hansel (Dominio público)

    Ahora, te preguntamos: ¿sabes cómo se escribe tu nombre con alfabeto cirílico? ¿Y en katakana? ¿Árabe? ¿Griego? ¿Koreano? ¿Hebreo? ¿Etíope? Averigua cómo escribirlo en alfabetos de tres continentes distintos y rotúlalo de una forma bonita en tu cuaderno.

    "Lingua franca" y lengua vernácula

    Investiga los conceptos de lingua franca y lengua vernácula en internet y luego regístralos en tu cuaderno, explicando ambos con tus propias palabras e ilustrándolos con ejemplos actuales de África, Asia y Oceanía.