Caída del Imperio romano de Occidente: las invasiones bárbaras
También fuimos un poco godos... Las invasiones de pueblos del norte de Europa del siglo V acabaron con el Imperio romano de Occidente. En la península ibérica, que era la vieja provincia romana de Hispania, entraron primero suevos, vándalos y alanos, pero quienes finalmente controlarían la mayor parte del territorio serían los últimos en llegar: los visigodos.
El dominio de los pueblos godos de la península durará tan solo tres siglos y, además, en lugar de imponer su cultura germánica a la población, fueron ellos quienes adoptaron la cultura local. Es decir, los godos hispanos se romanizaron o se hispanizaron.
Por esta razón el latín vulgar hispánico siguió siendo utilizado a nivel cultural, institucional y familiar, mientras que las lenguas germánicas de los pueblos invasores se perdieron, dejando su huella en forma de sustrato. De ellas el castellano conserva solo léxico, sobre todo de dos campos semánticos:
- Palabras relacionadas con la guerra: yelmo, guerra, guardia, espía, tregua, espuela, etc. (Observemos cómo se parecen las palabras anteriores al inglés, otra lengua de tronco gemánico: helmet, war, guard, spy, truce, spur).
- Palabras relacionadas con la vestimenta: ropa, falda, sayo, guardarropa, guante, guisa (de ir de esta guisa), etc.
Además, los godos nos dejaron muchos nombres. Algunos, como Chindasvinto, Sisenando o Turismundo (afortunadamente) no han permanecido, pero sí muchos otros como Elvira, Emma, Álvaro, Ramiro, Gonzalo, Germán, Roberto, Blanca, Berta, Carlos, Alberto, Adolfo, Ernesto, Leonardo, Rodrigo, Ricardo, etc. A todos estos préstamos godos que recibe el castellano se les llama germanismos.
Las invasiones bárbaras van a desarticular en buena medida la comunicación entre las distintas regiones que conformaban el viejo Imperio romano. Esta nueva situación política va a favorecer que el latín vulgar se fragmente y que sus distintos dialectos se empiecen a alejar y diferenciar más intensa y rápidamente. Es decir, la evolución de las distintas lenguas romances (rumano, italiano, portugués…) empezará a acelerarse.