Los Austrias
Hemos expuesto y comprobado a lo largo de todo este itinerario didáctico que la fuerza de un idioma depende del estatus político y social de sus hablantes, no de sus características lingüísticas. La historia de las lenguas medievales de España es muy rica y variada pero, con el avance de los siglos, la fuerza política del Reino de Castilla traerá consigo la hegemonía y expansión de la lengua castellana, que se extenderá por la mayor parte del territorio. Castilla conquistará el sur de la península, hasta dejar como último reducto musulmán el Reino de Granada, se anexionará los antiguos reinos de Galicia y León y, finalmente, se unirá a través del matrimonio de los Reyes Católicos con el Reino de Aragón. Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón, ya casados, expulsarán a los musulmanes de Granada en 1492. Castilla, además, iniciará la conquista de América y Aragón la del Reino de Navarra, que culminará con el nieto de Isabel y Fernando, Carlos I. Este monarca será el primero en reinar sobre el territorio unificado que hoy conocemos como España, además de en el vasto Imperio que heredó.
Su dinastía, la casa de Habsburgo, gobernará durante los primeros dos siglos de historia de España (XVI y XVII) y tendrá una política de Estado descentralizada. Los territorios históricos mantendrán, en esencia, su estructura, fueros y costumbres, además de sus lenguas vehiculares. Sin embargo, en los territorios lingüísticos el peso de la hegemonía castellana hará que el resto de lenguas pierdan fuerza. Especialmente el leonés y el aragonés que, al ser tan próximas al castellano (lingüística y geográficamente), fueron las más afectadas. Este periodo coincide, además, con el esplendor del Siglo de Oro de las Letras, doscientos años en que la literatura en español fue deslumbrante e hizo que escritores de otras lenguas peninsulares utilizasen castellano para su obra.